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Tarjetas de gracia
Tarjeta de instrucciones: Tarjetas de gracia
La gracia nunca puede separarse de su propósito primario. El propósito primario es que yo sea hecho a la imagen de Dios.
La gracia me levanta. Es un lugar en donde yo puedo ponerme de pie. Es un estilo de vida que practico.
La gracia no puede ser separada de la gloria de Dios.
La gracia me envuelve; envuelve todo lo que está en su camino; cubre multitud de pecados y no puede ser separada del amor.
La gracia es la presencia empoderadora de Dios que permite que me convierta en la persona que Dios ve cada vez que me mira.
La gracia es un aspecto de la naturaleza de Dios que es tan poderosa que eleva a todos los que caminan en ella.
La gracia me levanta. Es un lugar en donde yo puedo ponerme de pie. Es un estilo de vida que practico.
La gracia está diseñada para envolverme por completo.
La gracia es tan maravillosa que me hace humilde y me ayuda a creer como hijo muy amado.
Cuando el enemigo se opone radicalmente a mí, la gracia es lo adecuado para tratar con él.
Si la gracia está diseñada para inundarme, entonces está diseñada para anegar todo lo que se me opone.
La gracia es más poderosa que el enojo.
El enojo inicia pleitos, pero la gracia los desarma y reduce al enemigo.
La gracia quita los resquemores de los conflictos.
La gracia preserva mi alegría cuando me insultan.
La gracia me da contentamiento cuando se oponen a mí.
La gracia es riqueza, es suficiente; siempre será más de lo que necesito.
La gracia me transporta a través de todo.
La gracia es tan enorme, tan poderosa, tan resplandeciente que arrasa con todos los planes del enemigo.
La gracia me hace vencer y surgir.
La gracia me hace ver cosas de Dios que antes no veía.
La gracia hace que tenga contentamiento en mi corazón hacia la vida.
La gracia es una barrera contra el enemigo.
Hay poder en la gracia que produce madurez aun en mis momentos de debilidad.
La gracia significa que no puedo perder. No puedo fallar en crecer en tiempos de oposición del enemigo.
La gracia me empodera para estar firme y conocer el amor irresistible de Dios.
La gracia es el catalizador para la confianza y la osadía.
La gracia y la majestad no pueden separarse. En una lucha contra el enemigo, gana la gracia.
La majestad de la gracia eclipsa toda acusación del enemigo.
La gracia borra mis pecados y empequeñece la vergüenza y la condenación.
La gracia conecta a las personas a la benignidad.
La gracia hace que las opiniones de otros se desvanezcan porque la gracia es a prueba de condenación.
¡La gracia lo domina todo!
La gracia crea lo opuesto de lo que el legalismo propone.
La gracia me da poder y el poder incrementa la gracia.
Dios es capaz de hacer que toda la gracia abunde hacia mí.
La gracia es más que suficiente para alejar al enemigo.
La gracia me enriquece en Su presencia y en la plenitud de quién Dios es.
La gracia me lleva a un lugar alto y me muestra quién soy.
La gracia es mi lugar de seguridad en Jesús.
La gracia es más grande que la lógica y la razón y es más poderosa que mi intelecto.
En cada circunstancia, la gracia puede cambiar una dificultad en posibilidad.
La gracia es un territorio que siempre está bajo mis pies.
La gracia es tan penetrante, tan persuasiva, que me hace invencible.
La gracia es tan asombrosa y maravillosa que nada se le puede resistir.
Enfocarse en lo negativo frustra la gracia de Dios.
La gracia me abre a un futuro asombroso que me pertenece en Cristo.
La gracia me levanta. Es un elevador, ¡no las escaleras!
La gracia es mucho más que una bendición que puedo recibir en momentos de necesidad. Es un lugar en donde yo me paro.
En la gracia nadie se escapa de la bondad de Dios.
La gracia y la gloria de Dios no pueden separarse.
Al estar de pie en la gracia, la presencia empoderadora de Dios se levanta y ocupa mi corazón haciéndome invencible.
La gracia quita todo peso de mi vida y me deja libre.
La gracia es Su bondad prodigada sobre mí.
La gracia me da el poder para reinar en situaciones difíciles en Su majestad.
La belleza de la gracia me cambia desde adentro hacia fuera.